sábado, 20 de septiembre de 2008

La responsabilidad del entrenimiento

El pasado jueves día 17, la ''periodista'' Mercedes Milà, recibía de manos de la Asociación Española contra el cáncer, un premio por su infatigable, y a menudo, cansina, campaña contra el tabaco. Tras la recogida del premio la presentadora del programa más famoso e indigno de la historia de la televisión en España, a la altura de programas como el recién estrenado ''No es programa para viejos'', del cual me ocuparé en próximos escritos, nos deleitó con el discurso de rigor que todo premio merece. Lo más remarcable de la oratoria de ''la Milà'' fue la palabra responsabilidad, articulada para referirse a la autoridad moral e incipiente que la televisión realiza sobre la masa espectadora.

¿Realmente, Mercedes Milà es consciente de la responsabilidad que le otorga presentar un programa de tales características? ¿No resulta paradójico que la presentadora del programa, no precisamente sobrado de personajes premiados con algún Nobel, hable de responsabilidad? Sinceramente, creo que tanto aquellos que ven como los que no ven este tipo de programas, son conscientes del daño social que producen estos formatos televisivos. ¿Merecen un respeto los millones de personas que cada edición ven Gran Hermano? La respuesta obviamente es sí. Sin embargo, el mundo de la comunicación televisiva es un ciclo vicioso. Seguramente esos millones de personas que se tragan edición tras edición, todas las versiones de realities realizados en España, no lo verian sino lo dieran. No defiendo una televisión compuesta por programas de cultura y de filosofía crítica. Pero si incluso Mercedes Milà es consciente de la responsabilidad que poseen tanto presentadores como productores sobre las masas, ¿porque no se esfuerzan en ofrecer una televisión, que por lo menos no dañe tan flagrantemente la dignidad de los espectadores ?

Muchos son los que defienden este tipo de programas, alegando que cuando ellos ven la tele, simplemente buscan entretinimiento. Este término parece haber cambiado de connotaciones. Pensaba que el entretinimiento podía articularse sobre el ingenio o la inteligencia. Pero no. La sociedad contemporánea avanzada, y por tanto, acomodada, entiende el entrenimiento como algo vacío. Los espectadores de programas como Gran Hermano, totalmente respetable, no buscan entrenimiento, Buscan un rato donde el pensar por si mismo esté de más, donde todo se lo den hecho, donde solo haya que dejar el sentido auditivo en marcha, obviando el sentido más importante que nos diferencia de todo el resto, la razón.

Alex

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